En un solo año, las ventas por internet se han duplicado en sectores como la alimentación o los productos electrónicos. En este contexto, y ante las previsiones de que durante el recién estrenado año el porcentaje aumente hasta el 50%, surge el debate.

¿Cómo armonizar la Distribución Urbana de Mercancías para generar un modelo sostenible? ¿Es posible alcanzar un sistema económica, social y medioambientalmente responsable?

Dada la estrecha relación entre el comercio electrónico y la distribución urbana de mercancías, también conocida como DUM, las previsiones son claras: a más actividad online, más actividad logística.

Para la mayoría de los clientes, sobre todo los usuarios finales, esto se traducirá en algún que otro atasco de camino al trabajo – ya que habrá más vehículos repartiendo -. Sin embargo, la envergadura de este cambio para el sector está haciendo que se replanteen las necesidades y las bases sobre las que formular la DUM del futuro.

 

Luchar contra las previsiones en la distribución urbana de mercancías.

 

A pocos días de iniciar el 2022, las previsiones lanzadas por organizaciones sectoriales, como Aecoc, ganan peso. El hecho de que la distribución urbana de mercancías en España aumente su presencia sobre la circulación hasta alcanzar el 47% en 2025 supone un desafío.

Cabe recordar que, en 2019, esta operativa ya representaba, en el caso del centro de Madrid, un 38% sobre el total de la circulación.

Sin embargo, el pronóstico que más preocupa al sector es el que vaticina, en función de este crecimiento, una pérdida de la competitividad. Según Aecoc, el actual modelo de la DUM en España viene acompañado de un coste económico derivado del tiempo perdido en atascos, el impacto medioambiental y la siniestralidad.

La cifra estimada augura pérdidas de entre 15,1 y 23,8 millones de euros al año. El equivalente al 2% del PIB nacional.

 

Repensar las estrategias de distribución urbana.

 

Ante las previsiones de que el crecimiento del e-Commerce se traduzca en una mayor presencia de vehículos de reparto – por tanto, un mayor coste asociado -, la lógica humana lleva a buscar estrategias que limiten la movilidad de estos vehículos.

Sin embargo, resulta inútil poner puertas al campo. El avance del consumo cada vez más digital resulta prácticamente imparable, por lo que la solución no reside en limitar la distribución urbana.

La clave, como lleva años reclamando el sector, está en replantear los modelos actuales hacia una movilidad más eficiente y responsable.

 

Nuevo paradigma, nueva solución.

 

Con la lista de propósitos de año nuevo en la mano, 2022 se plantea como un nuevo punto de partida para abordar los retos de la distribución urbana y la movilidad. Para muchas empresas, la llegada de un nuevo ejercicio supondrá sumarse a una tendencia en crecimiento: la colaboración.

Y es que, hasta hace no mucho tiempo, los nuevos desafíos en este campo de trataban con medidas aisladas que se impulsaban ya fuera desde el sector privado o desde la administración pública. Este modelo llevó a la aparición de diversas normativas, así como a la exigencia de modelos para los que o bien no existe la tecnología o bien no se cuenta con la infraestructura necesaria.

Sin embargo, el comienzo de año trae consigo la esperanza de que vuelva a apostarse por la colaboración público-privada. La idea es abordar la problemática desde un prisma cooperativo, donde, situando el bienestar de los ciudadanos en el centro, se planteen soluciones adecuadas para todo el ecosistema del transporte de mercancías.

Con ello, el sector facilitar la planificación, gestión y mejora de los flujos de tráfico y de las actividades logísticas.

 

Un decálogo como guion.

 

El peso de la DUM en la mesa de debate del sector ha llevado a la patronal logística, UNO, a plantear un decálogo en el que se han fijado las prioridades a acometer para lograr un modelo eficiente y sostenible.

Las bases son las siguientes:

  1. Desarrollar normativas y ordenanzas supramunicipales de carácter armonizado
  2. Crear un plan coordinado de establecimiento de puntos de suministro de combustibles menos contaminantes de acceso público
  3. Flexibilización de restricciones en los horarios de entrega en áreas de protección especial
  4. Mejora de las infraestructuras y usos de las zonas de carga y descarga. Mayor control de la indisciplina
  5. Identificación de vehículos que realizan distribución urbana de mercancías
  6. Regulación de las plataformas de la denominada “economía colaborativa”
  7. Eficiencia en el transporte. Aumento de la masa máxima autorizada (MMA)
  8. Facilitación y regulación de la distribución de mercancías en horarios no convencionales
  9. Desarrollar un calendario de restricciones a vehículos que sea realista y alcanzable por las empresas
  10. Desarrollo de ayudas específicas para la renovación de la flota

Sobre estos 10 pilares, un año más, la logística planteará el cambio progresivo de uno de los eslabones más complejos de la cadena de suministro. De nuevo, la distribución urbana de mercancías será origen y destino de numerosas medidas encaminadas a hacer de esta industria una actividad eficiente y sostenible en todos sus aspectos.

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