Estos hechos, unidos a factores como el impacto económico de la pandemia en España, los conflictos internacionales y el aumento de precios de elementos como el carburante hacen necesario la búsqueda de una solución adaptable.
Ante este escenario surgen dudas sobre cómo afrontar las situaciones presentes y futuras del sector.
En la gestión de recursos en el transporte por carretera hay cada vez más trabas en la búsqueda de su optimización. No obstante, al estar todas las empresas logísticas en esta misma situación es buena idea plantearse un nuevo sistema colaborativo.
Hay ciertos alimentos con exigencias tanto de temperatura como de distribución cuyo transporte se realiza mayoritariamente por carretera. De hecho, el 94,1% de las frutas y hortalizas exportadas por España son transportadas por carretera. Este dato, obtenido de FEPEX – Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas – nos hace ver el importante papel que juega la distribución terrestre en el sector de la alimentación.
Fueron aproximadamente 13 millones de toneladas la cantidad de fruta y hortaliza que se transportó el pasado 2021. Con las recientes crisis que se están viviendo a lo largo de toda la cadena de suministro, incorporar nuevas técnicas parece ser una medida positiva y necesaria.
Colaboración como solución
Para poder dar un mejor trato a los clientes y lograr optimizar al máximo las distintas partes del transporte por carretera surge la colaboración. Mejorar los procesos propios para buscar la mayor eficacia y productividad es lo que muchas de las empresas dedicadas a la distribución tienen como meta. De lo que muchos de ellos no son conscientes es que hay distintas formas de lograr este objetivo, como ayudándose entre compañeros.
Hay que tener en cuenta de que los distintos procesos de la cadena de suministro son realizados por una diversidad de empresas. La externalización de actividades en este sector es una realidad. Teniendo este hecho en mente, podemos imaginar que estas actividades tienen por costumbre tratar con otras empresas dedicadas igualmente a procesos similares. Por ello, ¿por qué no tratar de colaborar?
Transporte de alimentos.
Lo cierto es que los retos a los que debe hacer frente el transporte de alimentos son similares. Al encontrarnos con una red cada vez más global, los problemas en puertos, carreteras o aeropuertos pueden causar importantes consecuencias a la hora de distribuir ciertos productos. Y es que, cuando hablamos de alimentos, un eje fundamental es la rapidez. Al ser muchas de las mercancías perecederas, el tiempo es un factor crítico.
Actualmente la falta de recursos o mala gestión de éstos es un hecho visible. En ejes claves del sector como los puertos, un importante reto que se afronta es la espera de buques o portacontenedores. Ante este escenario, en el que muchos de ellos tienen espacio inutilizado, colaborar entre operadores puede aliviar ciertos contratiempos.
Compartir espacios para la realización de distintas actividades puede ayudar a aumentar la eficiencia, disminuir costes y mejorar de forma general los servicios. Pese a que pueda suponer un problema tratar de tener una buena organización debido a las distintas exigencias y tiempos de cada empresa, pudiendo aumentar de la duración del proceso, la realidad es que permitiría optimizar de manera sustancial la agilidad de procesos y el ahorro de costes.
En aspectos como este la colaboración entre empresas del mismo sector sale a relucir. Lograr mejorar el servicio y hacerlo de manera eficiente es posible incorporando nuevas formas de hacer logística como esta, llegando a evitar problemas derivados de cuellos de botella y generar una mejora en la gestión de los recursos. El sector logístico es un sector colaborativo, y lo podemos ver en la cantidad de servicios externalizados que se incorporan y los beneficios que su incorporación genera.
En áreas tan específicas como el transporte de alimentos, en las que se necesita cubrir unas exigencias determinadas para lograr un servicio óptimo, la colaboración es una forma de evitar problemas derivados de la falta de recursos o la mala gestión de ellos, permitiendo a su vez gozar de una disminución sustancial de los gastos.