El Q-Commmerce es una forma de comprar que tiene su germen en el food delivery. En sus inicios, los usuarios hacían pedidos a establecimientos de comida rápida y, en menos de una hora para mantener el buen estado de los alimentos, recibían sus encargos en sus domicilios. Esto les permitía disfrutar de comidas y cenas sin salir de casa y, lo que es mejor, sin tener que levantarse del sofá y cocinar.
Este modelo se ha expandido a todos los ámbitos de consumo, derivando en la demanda de entregas ultrarrápidas por parte de los usuarios. Sus hábitos y tendencias de compra han evolucionado y, donde antes se valoraban más los descuentos o envíos gratuitos, ahora priman la inmediatez, la comodidad y la atención al cliente.
De esta forma, el quick commerce es una evolución del e-Commerce en el que se busca entregar los pedidos gestionados íntegramente online de inmediato, cuándo y dónde lo soliciten.
Características del quick commerce
Este modelo de compra presenta algunas particularidades frente a la forma convencional y al e-Commerce. En general, son características que afectan a toda la supply chain y las operaciones logísticas:
Menor tiempo de entrega: el primer factor que caracteriza al Q-Commerce son las entregas ultrarrápidas. Los consumidores demandan sus pedidos casi al instante, llegando a considerarse plazos inferiores a una hora. Esto implica una mayor rapidez en la preparación de pedidos, ya que es necesario agilizar los procesos para garantizar el mínimo tiempo.
- Flexibilidad: es necesaria una gran capacidad de adaptación para hacer frente a las diferentes demandas que pueden variar en tiempo, forma y lugar.
- Disponibilidad: en el modelo Q-Commerce es necesario contar con un nivel alto de stock en todo momento para garantizar que los artículos estén disponibles cuando el cliente lo solicite.
- Pequeñas cantidades: a diferencia de lo que ocurre en el e-Commerce, en el que se compran grandes cantidades de productos para amortizar los costes de envío, en el quick commerce los usuarios adquieren pocos artículos en cada pedido.
- Optimización del last mile: no solo es importante agilizar la preparación de los pedidos, sino que también hay que prestar especial atención al proceso de entrega. Es necesario establecer rutas e itinerarios que garanticen el cumplimiento de los plazos.
- Proximidad: se requiere una mayor cercanía al cliente para poder realizar las entregas en plazos tan cortos. Esto implica la presencia de centros de almacenamiento y distribución urbanos y la existencia de dark stores o tiendas fantasma.
Dark stores
Al requerirse unos plazos de entrega tan ínfimos, los locales e instalaciones de almacenamiento no pueden encontrase aislados o en las periferias de las ciudades. En este contexto, y para hacer frente a las demandas que solicitan entregas ultrarrápidas, entran en juego las denominadas tiendas fantasma.
Se trata de centros logísticos en los que se almacena mercancía exclusivamente destinada al comercio electrónico. Pese a encontrarse en los centros urbanos (siguiendo con la importancia de la proximidad), no están abiertos al público. Además, son locales más pequeños, con menos personal, sin marcas ni distintivos comerciales, lo que permite reducir costes, y con un fácil acceso para cumplir con las exigencias del Q-Commerce.
Impacto del quick commerce en la última milla
Además de ser una de las operaciones logísticas que más costes implica para una empresa, el last mile es el factor fundamental del que depende la satisfacción del usuario. En el Q-Commerce, adquiere una dimensión superior, ya que complacer al consumidor depende de garantizar el tiempo de entrega mínimo.
Los usuarios demandan rapidez, por lo que ser la empresa que consigue entregar el producto en el domicilio del cliente en menos de una hora, puede ser la garantía de su éxito empresarial.
De esta forma, asegurar la inmediatez que caracteriza a este modelo de compra depende, principalmente, de la última milla. En este sentido, se convierte en un elemento que genera un valor diferencial frente a la competencia. Sin embargo, también implica algunos cambios:
- Tipo de vehículo: es necesario recurrir a vehículos de dos ruedas, y mejor si están motorizados para asegurar una mayor rapidez. Al tratarse de entregas en zonas urbanas o peatonales, los coches o furgonetas de reparto dejan de ser una posibilidad.
- Delivery inteligente: en la última milla del quick commerce es primordial establecer rutas eficientes que reduzcan los tiempos. Además, es posible optimizarlas para agrupar las entregas de diferentes pedidos de una misma zona geográfica.
Sostenibilidad del quick commerce
El Q-Commerce plantea algunas dudas sobre si se trata de un modelo comercial sostenible. Por un lado, por sus efectos medioambientales, ya que implica un gran tránsito de vehículos por las ciudades, lo que puede aumentar las emisiones de efecto invernadero a la atmósfera.
Por otro lado, las empresas se plantean interrogantes sobre la propia viabilidad del sistema a nivel interno. Hay que tener en cuenta que se requieren almacenes con un alto nivel de stock para garantizar la disponibilidad, lo que implica hacer una gran inversión y preparar pedidos antes, incluso, de que los clientes los hayan solicitado.
En conclusión, es indiscutible que el quick commerce se está abriendo camino en la sociedad actual por la comodidad e inmediatez que suponen para el usuario. Las compañías que quieran sobrevivir deberán adaptarse y reformular sus estrategias y modelos de negocio para hacer frente a las entregas ultrarrápidas a la par que garantizan su rentabilidad.