Garantizar la mejor distribución capilar es posible gracias a una serie de factores que permiten aumentar la eficiencia y la calidad.
El last mile es la última fase de la cadena de suministro y la única que implica un contacto directo con el usuario final. Se trata de la última parte del viaje que recorre un producto desde que se realiza un pedido: su salida del almacén, transporte y entrega al comprador, ya sea en su domicilio o en un punto de conveniencia.
En este sentido, lo que se persigue es llevar a cabo la distribución en el menor tiempo posible y con el menor coste para el usuario, ya que está acostumbrado al “envío gratis”. De esta forma, para las empresas puede suponer una oportunidad para fidelizar al cliente final generando una relación de confianza a través de una buena última milla.
Contexto actual de la logística en España.
La pandemia de COVID-19 ha provocado un crecimiento exponencial del comercio electrónico, ya que garantiza el mantenimiento del distanciamiento social y la seguridad al reducir el contacto físico al mínimo. Esto ha dado lugar, a su vez, a un cambio en los hábitos de consumo y en el perfil del comprador digital, ya que se han incorporado nuevos grupos con edades y características diferentes.
Esta expansión de las compras por internet ha conducido a dar una mayor importancia a la distribución capilar y los servicios de entrega. Es el eslabón más importante en cuanto a la calidad y el servicio al cliente, por lo que asegurar su satisfacción es crucial para mantener una buena imagen de la empresa.
En este contexto, muchas empresas optan por externalizar su reparto subcontratando los servicios de distribución con empresas especializadas en la gestión de última milla. Así, pueden ofrecer servicios más económicos, dinámicos y ventajosos a los usuarios al tener la oportunidad de reducir sus gastos empresariales y efectuar las entregas con mayor rapidez.
Atributos esenciales de la última milla
Existen una serie de factores que deben perseguir las empresas para contar con la mejor última milla.
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Orientación al consumidor:
- asegurar una correcta comunicación con el usuario final es uno de los factores imprescindibles para lograr un last mile de éxito. Hacerle saber en todo momento cómo se encuentra su pedido, hora estimada de entrega, retrasos o cualquier información de valor que le pueda interesar es imprescindible para que tenga la mejor experiencia de usuario.
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Flexibilidad en las entregas:
- una de las posibilidades que puede aumentar la satisfacción de los usuarios es ofrecer la opción de hacer cambios en las preferencias de entrega en cualquier momento. De esta manera, si un consumidor tuviese cualquier imprevisto y no pudiese estar en el lugar y momento acordados, no correría el riesgo de no poder recibir su paquete, sino que podría establecer un punto de conveniencia o un nuevo lugar de recpción.
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Seguimiento en tiempo real:
- la trazabilidad de los repartos no solo permite ofrecer la información que requieran los consumidores, sino también conocer la situación de cada entrega. Así, a nivel interno, las empresas pueden conseguir un doble beneficio: por un lado, consiguen una visibilidad total de la última etapa de su cadena de suministro y, por otro lado, pueden evaluar la efectividad de sus repartos para reducir las posibles deficiencias y optimizar su última milla.
- Además, una buena monitorización a través de dispositivos GPS o etiquetas RFID (identificación por radiofrecuencia) aporta información sobre el estado de los productos y artículos que se transportan. De esta forma, se pueden detectar desperfectos o averías antes de que lleguen al consumidor, evitando que este tenga una mala experiencia y una consiguiente mala concepción de la compañía.
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Gestión eficiente de los costes:
- la distribución capilar es la parte de la cadena de suministro que más costes implica para una empresa, por lo que es vital que se lleve a cabo un manejo óptimo de la última milla. Es necesario que el control se extienda a todos los aspectos, desde las rutas y vehículos, hasta a los propios mensajeros y conductores, consiguiendo la mayor rentabilidad posible.
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Planificación y optimización de las rutas:
- una de las mejores formas de reducir los costes en el último tramo del transporte de las mercancías es planificar las rutas para conseguir los itinerarios más eficientes. Atendiendo a las condiciones del tráfico, los accidentes, tramos cortados y obras, se pueden evitar paradas y desvíos innecesarios y conseguir simplificar los traslados, un menor consumo de combustible y entregas más rápidas.
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Preocupación por el medio ambiente:
- es importante garantizar la rentabilidad y optimización, pero, para conseguir una última milla de calidad, también se debe velar por la sostenibilidad de la misma. Con el aumento del número de vehículos necesarios para hacer los repartos, crece también la emisión de gases contaminantes. Para hacerle frente, muchas compañías han optado por modificar sus flotas recurriendo a vehículos eléctricos y de emisión 0, mostrando así su compromiso con el medio ambiente y el futuro del planeta.
Las empresas que cumplan con estos atributos disfrutarán de importantes ventajas competitivas y conseguirán tener la mejor gestión de última milla a la par que mejoran su imagen corporativa.